Galicia es la comunidad con más kilómetros de costa en España. A nadie sorprende que el turismo náutico brille con intensidad en sus rías, villas marineras y puertos deportivos. Esta forma de viajar y descubrir destinos lejanos presenta numerosas ventajas, como su precio, más asequible que embarcar en avión o tren. Además, la compra de billetes barco Ons, San Simón o Sálvora, por citar unos ejemplos, incluye escalas que enriquecen esta experiencia sin alterar el coste final.
En cualquier aerolínea, el equipaje de mano debe facturarse y acarrea costes adicionales, sin mencionar el riesgo de pérdida. Viajar en barco permite librarse de estas molestias, pues el usuario no está obligado a facturar las maletas ni el equipaje de mano.
Otro beneficio del turismo náutico es la tranquilidad. En las travesías en catamarán, ferris y otras embarcaciones importa más el viaje que el destino, pues los pasajeros están en contacto con la brisa marina, los sonidos ambientales y el azul del océano Atlántico. Compárese todo ello con el estrés, las colas o las apreturas que son corrientes en un tren, por ejemplo.
Desplazarse en barco, pese a su imagen romántica y vintage, no conlleva privaciones de ningún tipo. Sus pasajeros disfrutan de televisión, conexión a internet, áreas infantiles y hasta espectáculos a bordo. Además, embarcar es muchas veces una necesidad, pues las Islas Atlánticas y otros enclaves aislados solo pueden visitarse por vía marítima.
Desde un punto de vista medioambiental, moverse en barco es preferible a otros medios de transporte. Sus emisiones de CO2 son menores, así como su impacto sobre la biodiversidad marina, entre otras razones.
Para los turistas con claustrofobia y las familias numerosas, los viajes náuticos ofrecen una mayor libertad e independencia que sin duda agradecerán. Además, los casos de aerofobia (fobia a volar) son mayores que los de nautofobia entre la población española.